sábado, 2 de abril de 2011

71 FRAGMENTOS DE UNA CRONOLOGÍA DEL AZAR (71 FRAGMENTE EINER CHRONOLOGIE DES ZUFALLS)


“Hola, señor Haneke. ¿Cómo va todo?.Espero que muy bien. Oiga, por cierto, ¿podría pedirle un favor?. Mire, preséntenos una película donde el malrrollismo sea la nota dominante. Preséntenos unas vidas jodidas de vivir. De esas en las que nadie quiere estar. Muéstrenos el lado más desagradable de la cotidianidad, de las pequeñas cosas. No nos deje apartar los ojos como cuando vamos por la calle. Y cuando ya estemos cansados y solicitamos clemencia, por favor, mantenga el plano fijo durante dos minutos más. Qué no haya escapatoria. Qué tengamos que ser espectadores de esos instantes interminables. ¿Cree que podrá?. Nosotros confiamos plenamente en usted. Un cordial saludo. El espectador masoquista”.

¿Os imagináis realmente que este canoso austriaco hubiera recibido esta misiva?. No me extrañaría nada. Por como enfoca la película y por cómo ha desarrollado toda su filmografía.

Nos encontramos ante uno de los pesos pesados europeos. En cualquier círculo cinéfilo, Michael Haneke, tiene un sitio especial. Con un estilo sombrío y turbador (realmente sus películas no destacan por alardes técnicos ni tecnológicos), es su rotura de la estructura del guión tradicional lo que le hace ser un cineasta a tener en cuenta. Intenta constantemente sacarnos de una comodidad y plantearnos dudas y situaciones que nos revuelvan la conciencia. No quiere que sus películas sean vistas por cerebros autómatas. Quiere que cada uno saquemos nuestras conclusiones, y que ante una situación unos piensen en positivo y otros en negativo.


Este señor no te quiere dar todo mascado. Quiere que el ser racional llamado espectador piense por si mismo acerca de lo que está viendo. ¿De verdad pensamos que podemos comprender la totalidad de cualquier historia con 90 insulsos minutos?. Es imposible. El desarrollo de la narración cambia cada segundo, al igual de los personajes.

Esta es la principal premisa con que hay que visionar 71 fragmentos de una cronología al azar. El señor Haneke crea una historia de vidas paralelas sobre gente que no se conoce entre si, que por casualidades del destino se irán a cruzar. Sin embargo, el planteamiento del fim es diferente a lo convencional. Haneke mezcla con maestría pequeños “trozos” de la vida de estas personas mostrándonos lo justo. Incluso, a veces, situaciones que no aportan información, pero que conforman un eslabón más de la cadena.


Tiene que ser esfuerzo del espectador el descifrar como se ha llegado a la realidad final y cual ha sido el desarrollo entre ésta y el punto inicial. Es como si te dan fotografías de un día concreto y tienes que desarrollar que pasó durante ese día. Este ejercicio estilístico, obviamente provoca en un principio rechazo al espectador. No nos engañemos, es incomodo!. Pero, al mismo tiempo, provoca en nosotros (al menos en mi) una hipnosis profunda. No podemos dejar de mirar la pantalla, porque realmente estamos esperando respuestas sobre qué demonios está pasando. Y, of course, nunca las vamos a tener. El barbitas sabe bien como jugar a este juego y explota el recurso al máximo.

Sobre esto, quiero destacar una escena que realmente te deja mal cuerpo y resume perfectamente el espíritu de la película. Es un encuadre fijo de una pareja adulta cenando. De repente, el hombre le pega un tortazo a la mujer. Todo se vuelve frío, calmo. Ninguno de los dos hace nada. Solo siguen comiendo como si eso no hubiera pasado. Sabes que pasa algo y que eso tiene que explotar. Quieres levantarte del asiento y gritarle a la mujer que le arreé un puñetazo en toda la cara. Pero no puedes porque estás totalmente embobado esperando a que eso suceda. Cuentas los segundos. Cada poco dices “ahora salta la escena”. Y nada. A pesar de todas tus expectativas, tienes que aguantar cuatro minutos de plano fijo sin que suceda nada. Tus entrañas se quieren salir, quieres apagar la TV, pero realmente no puedes. En increíble.


Centrándonos en lo que nos importa, 71 fragmentos…es una película coral. Se trata de la tercera parte de la trilogía la violencia en la sociedad moderna. Conoceremos las andanzas de un pequeño pícaro rumano (que es el personaje más adulto de toda la película) en las calles de Viena, un matrimonio que se está destruyendo, un jubilado que mantiene una relación más que tensa con la rancia de su hija, otro matrimonio con grandes deseos de adoptar y un joven que está al borde de una crisis nerviosa. Como veis, cada uno de su padre y su madre. Conoceremos pedacitos de su vida-infierno cotidiana, y veremos como poco a poco un final inesperado une la vida de esta gente.

Antes hemos dicho que una de las bases de las películas de Haneke es el guión. Pues bien, el otro pilar fundamental en el que se sustenta sus filmes es la dirección de actores. Al excluir cualquier tipo de superficialidad en escena (música, cualquier tipo de efectos visuales,…), es en el actor/actriz donde recae toda la responsabilidad del buen funcionamiento de la película.

Y realmente se consigue. El niño rumano se casca un papelón de la hostia. Consigue que, dentro de todo este caos y sufrimiento, sea la persona que menos pena despierte en nosotros. Es más, consigue incluso que proyectemos cierta simpatía por él, aunque está en una situación muy difícil. 


El resto de personajes también están a la altura de la película. Yo creo que lo más difícil ha sido conseguir que todo el mundo proyecte un desconsuelo y derrotismo con las mínimas palabras. El guión no es que sea muy largo en cuanto a texto leído. Sin embargo, las caras, las miradas, consiguen dibujar perfectamente la atmósfera deseada por el director. Esta película destila tristeza por todos sus poros, y una ambigua sensación de atracción y rechazo a la par.

No quiero aportar mucho más. Tampoco lo hay. Esta es una película que la tenéis que ver solos y en un momento que estés felices, porque os puede dejar algo chafados.


Como anécdota destacar, que 71 fragmentos…se llevó el premio a la mejor película en la edición de 1994 del festival internacional de Sitges. No quiero ni plantearme como lo obtuvo. No la considero una película que deba de ganar este tipo de certamen. Pero ahí está.

Por último, quisiera dejar unas palabras del propio Michael Haneke, que resumen un poco la idea principal de este post acerca del tipo de cine que existe hoy en día, y cual es su intención principal con esta película:

Vemos muy poco del total y comprendemos aún menos. El mainstream, el cine comercial, nos hace creer que lo sabemos todo. Y eso es aburridísimo. En la literatura del siglo XX, al menos en la de la segunda mitad, no hay ningún escritor que se haya atrevido a dar la impresión de conocerlo todo. Es la fragmentación la única forma de abordar un tema con sinceridad. Al mostrar pequeñas piezas, la suma de esos fragmentos da al espectador la posibilidad de escoger trabajando a partir de sus propias experiencias. Es decir hay que provocar en el espectador que su maquinaria intelectual y emocional se ponga a trabajar.

Ala señores. Sed buenos. Nos vemos pronto.

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