sábado, 26 de marzo de 2011

CISNE NEGRO (BLACK SWAN)




De todas las películas que hay actualmente en cartelera, Black swan era la que más me apetecía ver. Y por supuesto no me defraudó. Tengo que destacar la profunda alegría que me causó el observar la sala completamente llena para la sesión de V.O. Parece que todavía queda esperanza para que, poco a poco, esta sana costumbre se instaure definitivamente entre nosotros.

La filmina prometía bastante por diversos motivos. Un thriller paranoico con aroma al mejor de cine de maestros como Polanski y Cronenberg no es algo que se pueda degustar todos los días. Además, la vuelta al ruedo de uno de mis directores favoritos, Darren Aronofsky, era un plus añadido. Mucha gente le quiso enterrar profesionalmente con The fountain (personalmente, me pareció una historia de amor más que aceptable), pero ha demostrado que está más vivo que nunca, y que puede hacernos estremecer con historias cotidianas (The wrestler) o pegarnos a la butaca sin poder mover un músculo con ésta, su última película.

Pero sobre cualquier atracción, destaca la interpretación de su protagonista, Natalie Portman. Añadir que estar loco por sus huesos es poco decir. Si mañana llama a mi puerta y me dice “píntate de verde”, a los dos segundos estoy vestido de marciano.
La señorita Portman nos deleita con uno de los papeles más desquiciantes que hemos tenido el gusto de ver en la gran pantalla. Su búsqueda obsesiva de lo “perfecto” le llevará sin remedio a una espiral de locura en la que no podrá distinguir la realidad de lo imaginado.


Sin embargo, sería un error de bulto cargar con el 100% del éxito de la película al apabullante trabajo de la protagonista y a la mano maestra del cineasta de Brooklyn. Hay un tercer elemento que le da consistencia a todo el filme, y ese no es otro que la tsunami humano llamado Mila Kunis. Antes he comentado mi amor profundo por Natalie, pero la señorita Kunis despierta en mí (y en todo el ganado masculino de la sala, supongo) lo más perverso y primario. Ella es todo sexo, sin ningún tipo de remilgos. Nos quitamos el sombrero ante su espontaneidad y su rara naturalidad para irradiar esa permanente sensualidad

Un plot breve de Black swan sería el siguiente. Nina Sayers (Natalie Portman) es una bailarina de ballet con poca gracia de una importante compañía de New York. Realmente sería el arquetipo de concursante fake para FAMA: sabe bailar del copetín pero la pobre es más sosa que una alpargata de esparto. Siempre se siente la más débil, y ello le crea una obsesión por alcanzar la perfección en cada paso de baile.


 Un buen día, se anuncia que el director de la compañía, Thomas Leroy (¿Alguien me puede explicar quien coño propuso a Vincent Cassel para este papel??) va a realizar una representación personal del archifamoso ballet El lago de los cisnes, de Tchaikovsky. Para ello, necesitará encontrar a la nueva estrella: una bailarina capaz de mostrar la dulzura e inocencia del cisne blanco, pero también ser capaz de seducirnos bajo el papel del erótico cisne negro.

Como os podéis imaginar, la guerra entre chicas ha comenzado sin cuartel. Hay muchas en la carrera y sola una podrá alcanzar su sueño de convertirse en la reina de los cisnes. Después de varias pruebas, nuestra protagonista es la elegida contra todo pronóstico (aunque nosotros ya lo sabíamos de antemano; sino que película iba a haber!).

A partir de aquí nos adentramos en un mundo perverso, viciado y onírico. La búsqueda de la perfección por parte de Nina la convertirá en un ser inestable. A cada segundo, sus límites entre la realidad y la imaginación se harán más confusos. A medida que quiere matar a “su” frágil cisne blanco y sacar “su” oscuro cisne negro, la locura se irá apoderando de ella.


 La filmina me dejó un puñado de detalles de buen cine. Lo primero, la mano firme con que Aronofsky rueda la película. Creo que hay momentos en los que abusa de la cámara en mano. Desde que esta “técnica” alcanzase gran éxito gracias al movimiento Dogma 95, muchos son los directores que la han utilizado para lograr introducirnos de una manera más realista en la película (algunos de manera maravillosa, como la primera escena de Salvar al soldado Ryan). Sin embargo, el director peca a veces de su uso excesivo y no justificado.

A pesar de todo, esta incursión en el mundo del thriller es más que aceptable. No hay ningún momento de desfallecimiento. La película no goza de ningún agujero considerable, y nos mantenemos pegados a la butaca durante los 103 minutos de metraje.

También es de agradecer el cambio de escenario que nos oferta la película. Este cine siempre se mueve en el mundo de las mafias, detectives, presos, cacos, muertos que parecen estar vivos, etc… . Ha sido agradable experimentar como un mundo tan dulce (aparentemente) como es el del ballet, puede tener una doble cara sórdida y autodestructiva. Si algún día tengo hija, dar por seguro que lucharé a muerte para que no quiera ser danzarina de ballet.

Es interesante resaltar los FX de la película. Para ser una cinta “realista” los últimos 20 minutos de la película me parecieron canela en rama. Todo está muy bien realizado y montado. No se aprecia ningún punto chusco.


Pero ante todo, tengo que destacar el tándem Portman-Kunis. Desde Lucia y el sexo no había visto un cine tan agitado en mi vida (por supuesto, me incluyo). Las escenas en las que aparecen juntas tienen una química especial. Ambas dos son unas bestias del escenario. Solo hay que visualizar la escena del polvo lésbico entre las dos para entender como se compenetran (¿¿?¿). No hay palabras para describirlo. Es totalmente alucinante.


La Portman (como dirían en Aída) nos regala un papel para conservar durante los próximos años. La evolución de chica mojigata que vive con su madre a zorra sin escrúpulos que pisaría a su madre, bien vale el Oscar que le han dado. 

Por otro lado, Mila Kunis, que ha sido la actriz que más bruto me ha puesto en los últimos tiempos,  proyecta un rol dual entre amiga y enemiga de nuestra prota. Lo que sucede es que nunca se sabe realmente si esa maldad es producto de la imaginación de Nina o ella es realmente así. Esto le da a la película un puntito de malrollismo fantástico para la cinta. Solo por ellas dos, ya merece la pena ir a ver la película.

¿Qué es lo realmente malo de la película?. Un final realizado deprisa y corriendo. Todavía me estoy preguntado que le debió de pasar por la cabeza al director cuando quiso atacar el final del film. Después de realizar un trabajo fantástico durante una hora y media, va el tío y nos arregla todo el desaguisado en 10 minutos que se atropellan entre si y que no aportan nada al valor total de la película.
Sinceramente, hubiera preferido un final sin ninguna explicación pero que fuera acorde al espíritu de la película.


Pues ya saben señores. Si lo que quieren es pasar un rato tenso, admirar el buen hacer de un gran director, ver en acción a dos bestias pardas de la interpretación y contemplar uno de los mejores polvos rodados en los últimos años, no duden en acercarse a las salas de cine a ver Black swan.

2 comentarios:

  1. Hola Jon!! Discrepo contigo respecto al final de la pelicula. Los últimos 30 minutos son los que realmente le aportar valor a la película, sin estos, tendría una perdida de nivel considerable en mi opinión. El resto de la peli me parece bastante normalito, una historia como cualquier otra. Pero la sensación de estar pegado a la silla en tensión y no poder levantarte hasta que encienden todas las luces... no tiene precio.

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  2. A mi me pareció una basura pretenciosa...

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