sábado, 22 de octubre de 2011

BLOOD SIMPLE (SANGRE FÁCIL)



Suele pasar que, ante el visionado de un ópera prima, saquemos las navajas a relucir a atestemos puñaladas sin compasión. O peor incluso. Nos bajemos inmediatamente los pantalones antes el “genio” de turno sin merecerlo en absoluto, debido a cualquier campaña mediática que lleva consigo.

Las cosas hay que tomarlas en su justa medida. Pero, ¿qué sucede si nos encontramos con la película de un novato, y sus consiguientes fallos propios, que trata de innovar un género con patrones muy claros?. Que el experimento queda a medias.
Esta es la sensación que me dio la presentación en sociedad de los hermanos Cohen, hoy auténticos gigantes de la cara más independiente de Hollywood (y a veces, no tan independiente). Blood Simple sale ganando por los puntos, pero no me pareció la película de culto que me trataron de vender.

Ganadora del premio del jurado en el festival de Sundance de 1985, nos encontramos ante un ejemplo de buen cine negro. Sin embargo, según avanza el metraje, los giros del guión, la complejidad de los personajes, y la potencia de las imágenes nos llevan a un mundo interior propio muy alejado de los grandes clásicos de los años 50. Estas características explotarán en su plenitud 11 años más tarde con la maravillosa Fargo, auténtica obra maestra de los hermanos.


Historia minimalista, nos presentan cuatro personajes principales y casi únicos a lo largo del film. El dueño de un bar sureño con agrio carácter, Julian Marty, cree que su mujer Abbie la está engañando con uno de sus empleados, Ray. Sus sospechas le llevan a contratar al detective privado Loren Visser (grandísimo M. Emmet Walsh). Cuando este confirma que el mancebo está cubriendo a su delicada esposa, ciego por la ira, decide que es hora de darle matarile a los dos. Pero no todo saldrá como quiere. A veces, los deseos se tornan en pesadillas.

Partiendo de esta fácil premisa, Joel Cohen nos deleita con una filmina agobiante. Podemos respirar y sufrir el tórrido calor de Texas. El sudor de los personajes nos impregna, como su mezquindad. Desde mi punto de vista, esta es una de los grandes bazas de la película. Dotar al ambiente de protagonismo casi absoluto. 


Pero hay otras cosas a destacar. Las imágenes poderosas de contraluces entre amante y marido son grandiosas. También los planos fijos que, poco a poco, van llenándose de colorido y buen gusto cinematográfico. Por no hablar de toda la escena del coche. El agobio es compañero continuo del protagonista. Parece que el clímax nunca vaya a acabar. Hay escenas que logran estirarse de una manera magnífica sin que se pierda ni un ápice de tensión. No sobra nada. 


Destacar la interpretación femenina no estaría de más. Nos encontramos con una jovencísima Frances McDormand (está hasta buena!) hierática ante los acontecimientos. Podría haber exagerado muchísimo más su personaje, pero logra compensar muy bien sentimientos de dignidad, escepticismo y amor. Es el punto de equilibrio entre los extremos que representan los personajes masculinos: odio, ira y venganza.


Por supuesto no me voy a olvidar de ese auténtico detective privado texano: gordo, sudoroso, xenófobo y cínico. Muuuuuuy cínico. Es la guinda del pastel para los espectadores. El toque más “Cohen” de toda la película. Es un tipo que nos cae simpático por su bonachonería, pero en el fondo sabemos que es un hijoputa y de los grandes. El seño M. Emmet Walsh, secundario toda su vida, borda el papel. 

Entonces, ¿por qué no me ha terminado de convencer?. Porque, a pesa de contener escenas bien trenzadas, el guión se sostiene con chinchetas. Hay detalles un tanto forzados que son metidos a calzador para que la historia salga para adelante. No sé. Es como si estuviera viendo una serie de buenos cortometrajes con una conexión entre ellos tirando a débil. Pistolas que de repente aparecen por arte de magia, pescados podridos,… . 


Al igual que antes hemos destacado algunas interpretaciones, también hay que hacer especial mención a la cara de palo que se gasta Ray durante toda la película. Creo que es el ser más inexpresivo que he visto en mucho tiempo. Cuando el está en escena, la película se vuelve más lenta y aburrida. Gracias a dios, da la talla en la escena del coche, porque sino hubiera sido su entierro profesional por los siglos de los siglos.

Pues eso es todo, señoras y señores. Es probable que todo el comentario les resulte un tanto ambiguo, pero estoy intentando evitar el destripar alguna parte de la película. A veces es bastante difícil dar una opinión sin basarse en algo muy concreto del film. 


Así que no se lo pienses. Alquilarla o descargarla y obtener vuestra propia conclusión. La mía es clara: no fue un mal comienzo pero sus obras posteriores superaron con creces a esta Blood Simple.

Ale. Portarse bien. Sed buenos.

P.D: No he visto todavía el remake que Zhang Yimou ha hecho sobre esta filmina. Tiempo al tiempo.

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